septiembre 19, 2024

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Semana Santa

El Domingo de Ramos se conmemora la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén; mientras que en horas de la mañana se procede a la bendición de palmas, las que se reparten entre los fieles. Seguidamente se celebra una procesión alrededor de la Iglesia, utilizando el palio y con la participación del sacerdote, luego se efectúa la misa.

Al caer la tarde se da inicio a la procesión con repiques de campanas con el acompañamiento de la imagen de Jesús sobre el lomo de un pequeño caballo adornado con papeles de colores, protegido por la sombra del palio.
Los niños y personas mayores llevan sus palmas benditas y esparcen diversidad de flores, básicamente las hermosas «caracuchas» al paso de la procesión. Antes de llegar a la Iglesia se encuentra un portón que cubre la anchura de la calle, lo que es llamado «Puerta de Tierra», en alusión a la entrada principal de la Ciudad Santa.

El denominado «Lunes Santo», se medita durante el re-corrido de la procesión de Jesús orando en el huerto de Getsemaní. La imagen utilizada es la del Nazareno. El Viacrusis es recordado el «martes santo» con las catorce estaciones de Jesús, limitándose el recorrido a la plaza. El miércoles es llevado a cabo «el encuentro», donde Jesús y su madre se «topan» en la «calle de la amargura». En esta ocasión, las imágenes de «la Dolorosa» y de San Juan salen en dirección contraria a la de Jesús Nazareno hasta encontrarse detrás de la Iglesia (Calle Juan Manuel Porcell). Luego de los cantos tradicionales, el párroco dirige un sermón oportuno, continuando la procesión hacia el templo.

El «Jueves Santo» se recuerda con gran solemnidad «la última Cena», mediante la cual la Iglesia cristiana instituyó la eucaristía y el orden sacerdotal, acto que se conmemora con el lavatorio de los pies a doce niños, tal como lo hizo Jesús a sus apóstoles. Además, la misa es de gran relevancia por la consagración del cuerpo de Cristo o el Santísimo, el cual se reserva en un copón. Posteriormente, es paseado a lo interno del templo con el palio, al son de matracas y es portado por el sacerdote hasta colocarlo en un fastuoso altar que se hace llamar el Santo Monumento o simplemente «el Monumento», cuya adoración y velación se extiende toda la noche.