Al ocurrir el gran acontecimiento del descubrimiento, conquista y colonización del nuevo continente para el viejo mundo, hubo la necesidad de catequizar a los nuevos adeptos, fue entonces que la Iglesia Católica bajo el mando de las ordenes de los padres predicadores, entre ellos la de “los dominicos”; pléyade de frailes regido por su conductor espiritual: Santo Domingo de Guzmán.
Parita, en sus inicios se llamo Santa Elena, luego Santo Domingo de Guzmán de Parita y por último su nombre actual fue evangelizado por aquellos misioneros que posteriormente eligieron un templo muy singular, constituído hoy día como Monumento Histórico Nacional, al cual es en sus orígenes le asignaron como patrono a este santo español, fundador del Rosario.
Domingo, que significa: “Hombre del Señor “, nació en Caleruega, España en 1170, hijo de Félix de Guzmán y Juana de Aza. Profundo en su humildad, sublime en la santidad, vida contemplativa recogida en Dios y de comunidad posee señales que acompañaron en su movimiento: un perrito con la antorcha encendida, se refiere a una visión de la madre antes de concebirlo. Esta señal significa “la venida del predicador insigne que con el ladrido y la lealtad al evangelio, llevaría por todo el mundo aquel fuego que Jesucristo vino a traer a la tierra.

De la estrella en la frente se dice que así se prefiguraba la que Santo Domingo iba a ser, luz de los pueblos, iluminando a los que yacían en las tinieblas y sombras de la muerte.